MI HISTORIA

Desde que tengo uso de razón me gustaba saltar, correr, trepar y hacer todo lo que me suponía un reto físico.
Durante prácticamente toda mi vida he realizado actividad física, ya sea a través de la realización de algún deporte o, simplemente por el hecho de moverme y no estar quiero en un sitio demasiado tiempo.

Siempre me ha interesado más el movimiento, junto con el disfrute y la superación constante que este me brindaba, que algún deporte o disciplina deportiva en específico, lo que me llevó a a probar todo tipo de actividad que estuviese a mi alcance.

Desde los inicios

Como cualquier persona, la primera actividad que empecé a realizar en mi vida fue gatear. ¿Esa no te la esperabas verdad?
Podríamos decir que, “ver la libertad que me proporcionaba realizar esa sencilla actividad, causó tal impacto en mi visión del mundo, que una vez aprendí a caminar ya solo quería ir hacia delante…”. Bueno, tal vez lo haya adornado un poco, pero quería que sonase un tanto épico.

Pero no, estoy seguro de que esto no fue así. De hecho, me imagino más como un peligro andante del cual no se podía quitar el ojo de encima, que de una criaturita tranquila y sosegada. Hasta juraría que lo primero que hice cuando empecé a caminar, fue caer «de morros» contra algo. Recuerdo tener siempre una herida en la frente.

Lo que no recuerdo muy bien es cuando comencé a montar en bicicleta… Ahí me ronda alguna laguna.

En fin, avancemos unos años hacia delante y vayamos con lo deportivo...

Para no variar, mi primer contacto con alguna disciplina deportiva, fue con el deporte estrella, el fútbol. Durante varios años, bastantes más bien, el único deporte con el que soñaba, pensaba, jugaba con mis amigos e incluso, entrenaba… era fútbol.

Pese a interesarme por otros deportes, como puede ser Baloncesto, Voleibol (sobre todo la modalidad de playa), Tenis, etc. El fútbol seguía muy presente en mi día a día, posiblemente porque era «EL DEPORTE». Esto no impidió que probase nuevas disciplinas, que conociese el Tenis de Mesa y que me interesase tanto por él, como para llegar a jugar en el Caja Granada. Desde ese momento ya empezaba a intuir que me quería dedicar a algo relacionado con la actividad física.

Eso sí, yo seguía siendo un niño y como a casi cualquiera de su edad, no me gustaba nada estudiar. Pese a cumplir con los estudios y sacar siempre buenas notas, se acercaba el final de la educación obligatoria y por supuesto no tenía muy claro que hacer con mi vida… ¿Qué va a tener claro de su futuro un chaval de 16 años? 

Y menos aún, con la gran y reveladora noticia que me dieron cuando desvelé que me quería dedicar al mundo de la actividad física.  Tocaba lo temido, BACHILLERATO y SELECTIVIDAD… y a rezar para que la nota fuese lo suficientemente buena para entrar en una carrera que ni siquiera ofrecía lo que yo realmente quería.

Descubriendo mi pasión

Por suerte, me topé con una orientadora del segundo instituto en el que intenté realizar primero de Bachillerato (ya dije antes que no me gustaba estudiar), me descubrió el mundo de la Formación Profesional en donde encontré lo que realmente quería y necesitaba, sin todavía saberlo. Gracias a ella me matriculé en un Grado Medio de Técnico en Conducción de Actividades Físico-Deportivas en el Medio Natural (TECO), donde aprendí, por encima de todo, que no es que no me gustase estudiar, so no que lo que no me gustaba era estudiar materias que no eran de mi interés.

Gracias a cursar este ciclo, cambié en valores, en conocimiento y mejoré en diferentes aspectos personales que aún mantengo a día de hoy, aunque sobre todo, descubrí a qué me quería dedicar de ahí en adelante, llegando a ser capaz de estudiar materias (o incluso partes de materias que nunca había dado) yo solo en mi habitación, cosa que nunca pensé que fuese a ocurrir, para poder superar los exámenes que me permitiesen continuar con mis estudios.

Pd: Superado con Nota =).

La siguiente meta fue cursar y superar Técnico Superior en Actividades Físicas y Animación Deportiva, comúnmente conocido como TAFAD, mi segunda titulación. Creo que nunca me involucré tanto en el aprendizaje y en mis estudios como aquí, aunque el TECO se las traía. 

Rumbo a la vida adulta

Después de unos grandes años de estudio, conociendo a mucha gente en mi camino con la que aprender, entablar una amistad e incluso discutir, me quedo con el recuerdo de todo lo que me decían los profesores, sobre todo con los que catalogábamos de aquellas como «los más cabrones» y que hoy, casi 7 años después veo que son los que más razón tenían… que vueltas da la vida!!.

Pese a las prácticas que correspondían a las diferentes titulaciones y con trabajos relacionados con animación deportiva infantil, que realizaba durante mi etapa como estudiante, al finalizar mis estudios podemos decir que ya si que empezaba mi etapa laboral propiamente dicha.

Una parte de ella, sobre todo en los inicios, si que se encaminó un poco más en los relacionado a animación infantil y animación deportiva ya que mi titulación también me avala para ello, y añadiéndole que a nivel personal pasaba por una etapa de «odio» a lo que el mundo del fitness representaba en ese momento. Es decir, odiaba lo referente a gimnasios, lo referente a la estética que se busca por medio del entrenamiento y todo lo relacionado con ello. En resumidas cuentas, ese mundo ya no me representaba.

Justo en ese momento tuve la oportunidad de trabajar en un centro de entrenamiento personal en pleno corazón de Madrid, gracias al cuál volví a recuperar la ilusión que me había empujado a encaminar mis estudios. Un centro en el que el ambiente me demostró que la estética no es la única meta alcanzable gracias a la actividad física, si no que la salud se ve tan beneficiada gracias al entrenamiento que se convierte en una parte FUNDAMENTAL de la vida diaria. 

Encontrando mi meta

Pese a que, por motivos personales, la experiencia y el aprendizaje no fue tan completo como me habría gustado, si que fueron grandes meses de aprendizaje en diferentes disciplinas.

Contando con compañeros enfocados en especialidades como tren inferior, entrenamiento funcional, recuperación de lesiones… y trabajando mano a mano con un fisio del propio centro, notaba como mi interés y mis conocimientos iban creciendo a pasos agigantados, haciéndome ver que el mundo en el que me estaba introduciendo era tan grande y complejo que me animó a seguir aprendiendo.

Probablemente fue el punto de inflexión donde aprendí como la actividad física puede ayudar a todo el mundo no solo a bajar de peso por estética, sino a mantener una salud completa y a sentirse mejor, más ágil, más fuerte y con menor riesgo de lesiones. 

Ese fue el punto que me ayudo a seguir mejorando, a avanzar lento pero seguro, aprendiendo como la salud prima por encima de todo y como los conocimientos adquiridos, y que sigo adquiriendo, pueden ayudar a muchísimas personas a mejorar poco a poco su salud en general.

 Esto evidentemente, no deja de ser el principio de la historia, aún queda mucho más que contar y, sobre todo, mucho más por escribir…

Empieza ahora...

Todos sabemos que la estética se acaba perdiendo, que salud acaba mermando con el paso de los años y que siempre podemos mejorar nuestros hábitos aunque sea mínimamente. 

Esto no quiere decir que tengamos que dejarlo todo, que tengamos que cambiar por completo nuestro estilo de vida de un día para otro… eso no suele funcionar. Pero lo que si tenemos claro, al menos la gran mayoría, es que queremos vivir más tiempo y de la mejor manera posible. Y para ello tenemos que tomar alguna responsabilidad por pequeña que sea. 

La actividad física no es un castigo, es una demostración de amor propio, de quererse a uno mismo lo suficiente para intentar mejorar en salud y en bienestar. Si, hay que ser generoso, hay que entregarse a los demás, hay que ayudar… pero cuando se trata de salud, también hay que ser un poco egoísta.

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